Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. José María García Lahiguera

Arzobispo de Valencia

La renuncia del arzobispo Marcelino Olaechea, abrió una interinidad en el gobierno de la Diócesis, que duró casi tres años, siendo regida por el obispo auxiliar, Rafael González Moralejo, como vicario capitular, con facultades de obispo residencial, quien durante este tiempo aplicó las innovaciones del Concilio Vaticano II a las estructuras diocesanas. El 1 de julio de 1969 el papa Pablo VI nombró arzobispo de Valencia a José María García Lahiguera, obispo de Huelva.

Nació el nuevo Arzobispo en Fitero (Navarra) el 9 de marzo de 1903, siendo bautizado el 12 del mismo mes. A los 10 años ingresó en el Seminario de Tudela, continuando dos años después sus estudios en el Seminario de Madrid, donde recibió la ordenación sacerdotal el 29 de mayo de 1926. Se graduó en derecho canónico en 1928 por la Universidad Pontificia de Toledo.

Fue profesor de geografía e historia y director de la Schola Cantorum del Seminario madrileño. Más tarde, desde 1929 a 1932, desempeñó en dicho Seminario los cargos de secretario de estudios y prefecto de alumnos externos. Y, a partir de 1932, director espiritual del Seminario Menor.

Durante la Guerra Civil (1936-39), se dedicó en la Capital de España a socorrer a los sacerdotes y seminaristas, que vivían en condiciones muy precarias. El obispo de la Diócesis, Leopoldo Eijo, lo nombró vicario general de la zona no liberada de la misma.

Es en medio de estas circunstancias cuando, el 25 de abril de 1938, junto con la madre María del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez, funda la congregación de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, dedicada a la oración y sacrificio por la santificación de los sacerdotes y de la Iglesia.

De 1939 a 1950 ejerció José María García Lahiguera el delicado cargo de director espiritual del Seminario de Madrid. Asimismo fue director de la Adoración Nocturna Española y en 1948 fue nombrado visitador diocesano de religiosas. El 17 de mayo de 1950 fue preconizado por el papa Pío XII obispo auxiliar de Madrid-Alcalá, recibiendo la consagración episcopal en la basílica de San Francisco el Grande el 29 de octubre del mismo año.

Valiosa fue la ayuda que prestó al patriarca Eijo y Garay por su avanzada edad, quedando a su fallecimiento como vicario capitular de la sede vacante. El 7 de julio de 1964 fue nombrado obispo de Huelva. El 7 del septiembre inmediato hizo su entrada en la capital de la Diócesis. La entrega con que se dio a todos hizo que se hiciese querer por todos sus diocesanos. Tuvo una especial predilección por los sacerdotes, seminaristas, pescadores y mineros, niños, ancianos y menesterosos.

Nombrado arzobispo de Valencia hizo su entrada solemne en la Ciudad el 6 de septiembre de 1969. Una de las primeras actividades que emprendió fue realizar la visita pastoral por el extenso territorio diocesano. Su afabilidad y don de gentes, le ganaba el cariño por donde pasaba, dejando la estela de su virtud y santidad.

Creó nuevas parroquias para que ante el crecimiento demográfico de la Capital y ciudades de la Diócesis, no quedase ninguna zona habitada que no estuviese pastoralmente atendida. Se preocupó de que se aplicasen las directrices del Concilio Vaticano II, constituyéndose consejos pastorales, promoción del apostolado seglar, reestructuración de centros de enseñanza, etc.

Tuvo una predilección por los sacerdotes, a quienes les dirigía los ejercicios espirituales y los retiros con frecuencia. Dedicó toda su atención al Seminario, preocupándose por la formación de los seminaristas, a quienes les confería personalmente las órdenes sagradas.

Durante su pontificado se celebró en 1972 el VIII Congreso Eucarístico Nacional; el cincuentenario de la coronación canónica de la Virgen de los Desamparados, en 1973; la erección de la Facultad de Teología, en 1974; y gracias a sus gestiones se incluye en el calendario litúrgico español la fiesta de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

Tuvo como obispos auxiliares a Jesús Pla Gandía y a José Gea Escolano.

Al cumplir la edad canónica de jubilación el papa Pablo VI, el 25 de mayo de 1978, le aceptó la renuncia al Arzobispado, retirándose a la casa madre de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote de Madrid, donde continuó dando ejemplo de virtud y santidad.

Falleció santamente el 14 de julio de 1989, y recibió sepultura en la capilla de dicha casa madre de las Oblatas.

En 1995 se abrió en Madrid el proceso sobre su vida, fama y virtudes para la beatificación y canonización.


Fuentes:

· Episcopologio Archidiócesis de Valencia. Arturo Llin Cháfer